Practicar deporte con animales es sumamente peligroso. Ya se trate de un canario, un paloma o un perro anciano, amigable y desdentado, conviene poner tierra -y rejas- de por medio. Cuando menos. Más aún si uno es un gordo impresentable, y ve peligro de fauces de cocodrilo donde sólo hay un perro tumbado, atado y vigilado, lo que por supuesto puede provocar un colapso cardiaco en semejantes venas atoradas de grasa y, muy especialmente, mala leche.
- O el perro se va o yo no juego, así te lo digo. -eructó. Con estas s.folleitor marchó fuera del campo y ató al perro, la inspiración y el buen rollo. Y siguió el día en una marea de empujones y patadas que al árbitro se le fue de las manos, que se le va a hacer.
No llegó la sangre al río pero no tuvimos el día, y el gordo impresentable gobernó el partido, poniéndolo muy cuesta arriba con una buena jugada a cámara lenta -la única que su fina zurda podía desempeñar- y marcando el primer gol.
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Los rositas pusieron lo suyo y asfixiaron a los rivales por todo el campo, pero a la hora de definir la mala puntería o -en mi caso- el cabreo no dejaron que terminásemos de equilibrar el partido. Carlos apuntó con su habitual tino que nos faltó movilidad de balón, algo de dado mi obcecación -y la mala visión q tenía desde fuera del campo- creo no haber visto aunque aceptaré como cierto.
Hubo buenos detalles, comimos espacios en todo el campo y defendíamos el uno a uno con bastante inteligencia -si el árbitro nos dejaba- pero lo mejor que recuerdo del partido es una contra de Ro mientras yo le trastabillaba. También ha sido memorable un balonazo de Rafa a Nacho en pleno entrenamiento, pero ése es un castigo merecido por ponerse en la linea habitual de tiro:la contraria a portería. Y valga como metáfora del partido.
Todo lo brillante y dinámico que estuvo Ro en las contras fue espesura en los demás, y en el momento crucial tanto portero como último hombre fallaron, y el gordo infumable, ese puñetero cinco desde hoy en mis pesadillas, tiró duro a puerta, y Ro despejó a la red, gol.
Está claro que no estaremos siempre inspirados, pero esta batalla ganada en el terreno que somos fuertes- superioridad numérica aplastante, partido al rojo- duele más de lo que quisiéramos. Sabor amargo para Navidad, y un reto importante en lo personal para el año que viene:
Partirle la pierna al gordo del cinco. Susurrarle GUAU
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